Se acabó el verano y con el inicio del otoño retomo mi ¿costumbre? de escribir algo de lo que pasa a mi alrededor en este mi blog. Para poner al día a los navegantes, tengo que decir que he sufrido una visita previa de auditoría, dos auditorías internas y una aduditoría externa: un trago que no se lo deseo ni a mi peor enemigo, que en mi caso fueron las dos auditoras que estuvieron perturbando mi verano.
Tanto lo perturbaron que no he podido coger vacaciones, pero dentro de tres semanas me tomaré cumplida venganza. Mi idea es ir a Dublín a visitar a mi hermana emigrada y probar la auténtica Guinness directamente salida de la fábrica.
Lo mejor de todo va a ser el pensar que mientras yo esté borracho en cualquier tasca irlandesa, mis amigas las auditoras estarán currando como negras.
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